¿A Dónde vamos como Fisioterapia?
Un llamado a la acción en el Día del Trabajo
"La verdadera medida del éxito no es lo que logramos para nosotros mismos, sino lo que hacemos por los demás."
En este Día del Trabajo, hay no solo un espacio de reflexión sobre nuestras condiciones laborales, sino también sobre el impacto humano y social de nuestra profesión. Las historias de fisioterapeutas que van más allá de la consulta clínica, trabajando en comunidades diversas y enfrentando desafíos inusuales, ilustran la urgencia y la necesidad de un cambio profundo en la fisioterapia en Perú.
Historias de compromiso y desafío
En las alturas de los Andes, un fisioterapeuta se enfrenta a la barrera más inesperada: el idioma. A pesar de su capacitación y dedicación, se encuentra incapaz de comunicarse en la lengua nativa de la comunidad a la que sirve, sintiendo una profunda impotencia. Sin embargo, también siente un gran orgullo al saber que hay colegas que han superado esta barrera, aprendiendo lenguas indígenas y trabajando incansablemente, aunque muchas veces permanezcan invisibles en el sistema de salud. Esta historia subraya la esencial humanidad de nuestra labor y la necesidad de una inclusión más profunda en las comunidades que servimos.
En Surquillo, Rosa Rodríguez ha sido una pionera, liderando un modelo de fisioterapia de atención primaria que ha ganado reconocimiento y visibilidad pública. A lo largo de los años, ha implementado programas innovadores como recreos saludables, natación para adultos mayores, y colaboraciones con obstetras para mejorar la salud de mujeres embarazadas. Rosa promueve una fisioterapia que trasciende el uso de aparatos y camillas, enfocándose en el activo más valioso: la comunidad. Su trabajo demuestra cómo la fisioterapia puede integrarse plenamente en la salud pública y transformar vidas.
Tota Castañeda, otra figura emblemática en el panorama de la fisioterapia peruana, ha dedicado su vida profesional a mejorar la calidad de vida de pacientes neurológicos. Su creación del centro CERENE, uno de los primeros en su tipo, ha servido como un faro de inspiración y guía para fisioterapeutas en todo el país. Este centro no solo ha sido pionero en el tratamiento y rehabilitación, sino que también ha promovido la integración funcional de pacientes con condiciones neurológicas a través de la colaboración estrecha con asociaciones de pacientes. La labor docente de Tota ha sido igualmente encomiable; con un cariño constante y una dedicación inquebrantable, ha formado y continúa formando a estudiantes y colegas en las prácticas más compasivas y efectivas de la fisioterapia. Su trabajo no solo ha transformado vidas individuales, sino que también ha elevado el estándar de cuidado neurológico y educación en fisioterapia en Perú.
Por mi parte. Tuve la bendición de iniciar mi carrera trabajando con Elizabeth Florian Chumpitasi, ella dejó una huella indeleble en el centro docente asistencial de Canto Rey de la UNFV. Allí, en un modesto edificio de ladrillos y techos de calamina, trabajamos con una comunidad trabajadora y vulnerable, llevando el modelo de salud basado en el movimiento y la actividad física directamente a las personas. Evaluamos niños en colegios, capacitamos docentes y llevamos a cabo talleres preventivos en espacios comunitarios, transformando cada rincón en una oportunidad para mejorar la calidad de vida. El enfoque de Elizabeth fue siempre inclusivo, centrado en el bienestar a largo plazo, lo cual permitió que la comunidad no solo recibiera atención, sino que también se empoderara para mantener y promover su propia salud.
En ese contexto, desarrollamos un programa de radio "Una ventana a la Salud" en colaboración con el colega John Polo, que se convirtió en un canal vital para difundir información y consejos de salud. Durante casi tres horas cada sábado, abordábamos temas de prevención, salud y bienestar, permitiendo a Elizabeth y a nuestro equipo alcanzar a un público más amplio, solidificando el papel del fisioterapeuta en la comunidad. Este esfuerzo no solo educó sino que también elevó el perfil de la fisioterapia, mostrando su impacto directo en la mejora de la calidad de vida de las personas.
Con la colega Noelia Lopez en el centro del Perú, pudimos diseñar un propuesta denominada Fisioterapia Semilla, que busca integrar los valores de la cultura y la comunidad al enfoque de intervención, trabajamos con comunidades rurales de adultos mayores, en comunidades nativas amazonicas, en alberges y carceles donde llevamos juntos a los estudiantes una propuesta de integracion comunitaria con excelentes resultados.
Historias como estas deben estar ahi esperando ser escuchadas, son importantes porque desafían y llaman a la acción. Nos invitan a preguntarnos: ¿A dónde vamos como fisioterapia? ¿Cómo podemos fortalecer nuestra profesión no solo dentro de los confines de los hospitales y clínicas, sino como una fuerza viva y esencial en la salud pública?
A modo de cierre...
En este Día del Trabajo, reafirmemos nuestro compromiso no solo con nuestra profesión, sino con la sociedad en su conjunto. La necesidad de una fisioterapia más inclusiva, innovadora y comunitaria nunca ha sido más clara. Debemos trabajar para que nuestros esfuerzos no solo alivien el dolor, sino que también construyan puentes, abran puertas y transformen comunidades. La fisioterapia en Perú está en un punto de inflexión, y juntos podemos dirigirla hacia un futuro donde realmente haga la diferencia.